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ISSN 1989-4163

NUMERO 131 - MARZO 2022

 

Tradición y Modernidad en la Poesía Yosano Akiko

Luis Ansorena

Los hombres de futuras generaciones que conozcan la poesía

y perciban el corazón de las cosas, mirarán la antigua poesía como miran a la luna en el ancho cielo.

Y, si es así, ¿por ventura no se celebrarán también nuestros poemas?


Ki no Tsurayuki. Prólogo a Kokinshu.



Si, como se ha dicho, la obra poética de Yosano Akiko (1878-1942) representa el “tardío aleteo del romanticismo” (Silva, A., en Yosano, 2018, p. 16) no es solo, -superada la noción del romanticismo como mero sentimiento-, por ser “la poeta de la pasión”, sino por la perfecta cohesión entre poesía y vida; vida y obra que aúna magistralmente los valores de la tradición estética específicamente japonesa con una modernidad que posee un profundo trasfondo filosófico y social. Efectivamente, la unidad poesía/vida es un principio crucial en el programa del primer romanticismo, plasmado en el famoso fragmento 116 de Athenaeum cuando pide “…hacer a la poesía viva y social y a la sociedad poética”, principio manifestado por Yosano cuando proclama: “mi poesía es mi vida”. Dicha unidad conlleva el respeto y la continuidad de un valor de larga tradición en la estética japonesa:makoto, (verdad, autenticidad), o kokoromakoto, un corazón sincero que ha de inspirar toda obra poética, artística e incluso las artes marciales.

Y recordemos que el término kokoro hace referencia no solo al sentimiento o corazón sino también a mente, lo que implica cierta actitud, cierta voluntadde formar (poiein, bildung), de construir, tanto la poesía como la propia vida. Y la poesía de Yosano, lejos de toda especulación, está inspirada directamente por su experiencia personal:

mi mente en primavera
se hace peonía;
¿roja de amor o por la herida
de otra noche solitaria
bregando con la poesía?

siguiendo con ello el mandato formulado por su admirado Basho, cuando exige “verdad poética (makoto)” en la ausencia de divorcio entre sujeto y objeto: la emoción del poeta, “brota directa y naturalmente del objeto” (cit., en Rubio, 2009, p. 550.)

capullos de ciruelo
en el brumoso valle
de la mañana:
roja hermosura en las colinas;
como yo: bellas, rosadas

Responde con ello al valor de “sinceridad” o “autenticidad” que impregna la poesía japonesa ya desde el Manyoshu,(Kamo no Mabuchi, cit. en VV.AA. 2016), recorre toda la historia cultural de Japón como valor perenne y, alcanzando al ámbito social, permanece en los autores contemporáneos como Kenzaburo Oe, cuando valientemente reconoce que “Japón ha sido descaradamente hostil a las naciones de Asia del Tercer Mundo” (Rubio, 2009, p. 683). Se trata de la misma autenticidad que produce, de nuevo, la unión de vida y obra literaria en Yosano, cuando en 1904, en defensa de la paz, se opuso explícitamente a la guerra ruso-japonesa (VV. AA. 2016, p. 1151), publicando contra ella un duro alegato en su poema “No debes morir” (Yosano, 2011, pp. 122 y 123). La inextricable relación entre poesía y vida se concreta en su plasmación en poema, cuando, en 1911,en lucha por la liberación de la mujer, escribió:


El día en que se muevan las montañas,
el día en que se muevan las montañas, está aquí.
Por mucho que lo diga, la gente no me cree.
Durante mucho tiempo, las montañas estuvieron dormidas.
Hace tiempo, bullían, ardiendo en llamaradas.
Aunque lo hayáis olvidado,
debéis creerme todos:
todas las mujeres que seguían dormidas,
se van a despertar y se van a mover.

Y, en Yosano, convertir la vida en poesía significa construir una obra poética que “convierta la emoción en la música adecuada”, escogiendo las “palabras precisas para crear con ella una melodía” y, paralelamente, tomar las decisiones adecuadas para construir una vida en la que la condición de mujer no impida conseguir “la unidad entre las tres facetas de la vida: como persona privada, como ciudadana de un país, y como miembro del ancho mundo”. Este objetivo persiguió como poeta, ya desde su primera obra, con veinte años, Midaregami,Cabellosrevueltos,(Yosano, 2018), removiendo con ella los convencionalismos de la cultura japonesa del momento, además de compaginar la obra poética con sus labores como filósofa, feminista, pacifista, industrial y madre de diez hijos, y ese objetivo suponía un reto inmenso cuando en Japón dominaba el patriarcado y el principio de “buena esposa y madre sabia”, así como el “ideal de sumisión y obediencia”, que había sido preponderante en el período Edo, pero que tuvo su continuidad después de la Restauración (Kitagawa S. y Crespí Perales, M, en VV.AA. 2016, p. 1130). La verdad poética, la experiencia personal, la realidad concreta e inmediata, impregnan la poesía de Yosano:


hasta la manga
del kimono me pesa
esta mañana: niebla
del monte a la deriva,
hacia el oeste.

Yosano es plenamente consciente de representar la continuidad con cierta tradición japonesa. Y no solo de las grandes autoras de la época Heian, como Murasaki Shikibu, Sei Sonagon u Ono no Komachi, sino también, bajo el principio de la específica preferencia por la realidad concreta, de aquellos poetas que relacionaron íntimamente poesía y vida: Saigyo, Yoshida Kenko, Sogi, Sen no Rikyu o el gran Basho Matsuo. Se trata de la apelación, en expresión de Antonio Cabezas, al “encanto de lo real” (Cabezas, A, 1990) y el valor del aquí y ahora:


La primavera es corta,
¿quieres sentir la eternidad?, le dije,
y, tomando sus manos,
los hundí entre mis pechos,
rebosantes de vida.

Esta especial sensibilidad, taoyamebi, que se ha atribuido convencionalmente a la feminidad, trasciende en Yosano la mera concepción desde la sexualidad biológica para considerar (junto a la filósofa coetánea Hiratsuka Raicho) la noción de feminidad como categoría cultural. Y es que ambas autoras, yendo más allá del feminismo occidental, entendieron que la liberación no sería total si no abarcaba también al género masculino (VV.AA., 2016, pp.1138-1146). En este sentido, Yosano coincide plenamente con la modernidad del pensamiento ilustrado que, en lucha por la liberación del hombre, tenía como programa y objetivo final, la consecución del hombre total, el “hombre estético”, cuando reivindica la “apreciación del conocimiento y del arte”, como continuación de la labor de las “mujeres talentosas del período Heian”, para vivir “la vida de la raza humana global” (ibid., p. 1154). Para Yosano, la subyugación de las mujeres no provenía exclusivamente de la “la mera dominación cruel de los hombres”, sino también al “razonamiento torpe y voluntad endeble”; reivindicando la necesidad de conseguir no solo la independencia económica y el acceso a los estudios, sino también “llegar a ser mujeres que piensan”. Y para ello es fundamental abrir los ojos al principio de la cultura como el ideal de la vida humana” (Ibid, p. 1152) Y una de las reivindicaciones de Yosano, plenamente moderna, en la liberación de las mujeres, es la libertad sexual.


En el anterior poema y otros, Yosano dota a su poesía de una carga erótica inédita para la época, enlazando con la sinceridad y liberalidad del Manyoshu,yla literatura de las damas de la época Heian, contraviniendo con ello el puritanismo y la convención impuesta en su tiempo que consideraba incorrecta la expresión femenina de sentimientos y la referencia al propio cuerpo:

parece que fue ayer
cuando frente al espejo
me miraba vestirme
enteramente pura
después del baño

Y, aún peor, la relación sexual:


solo deseo
sorber toda la miel
emponzoñada
de labios de algún
amante, apasionado

Sin embargo, siguiendo también un principio tradicional japonés, igualmente perceptible en la obra de las grandes damas de la era Heian, Yosano no hace referencia explícita ni descriptiva de la relación sexual, consciente de la mayor poeticidad de la sugerencia, valor constante en la estética japonesa (Keene, 1998, p.17 y 48), junto al frecuente empleo de símbolos:


al terminar su baño
le ofrecí mi túnica
morada, queriendo resguardar
tanta belleza
del peligro del aire

Y también:


mangas de kimono
que nadie todavía
con un cordel de seda
me sujetó a la axila:¿no me las quitarías?

Y aún:


su mirada se clava
en mi tenue
kimono de seda
odio esa lámpara
que parpadea

Con ello, contrariamente al puritanismo de la época, enlaza Yosano con la inmensa tradición japonesa del amor o “Poemas del querer” (Koinouta) (Duthie, T., en Poesíaclásicajaponesa, 2008) como tema que alcanza al primer texto conocido, el Kojiki, cuyo primer poema fue, supuestamente, dedicado por el dios Susanoo a su esposa (idem, p. 37 y 38); continúa, a mediados del s. VIII en el Manyoshu, de cuyos 4.500 poemas el 70 % son de amor (Cabezas, A., en VV.AA. 2008) y es tema omnipresente en el Kokinshu,(905), de conformidad con uno de los objetivos para la poesía designados por Ki no Tsurayuki, en el famoso prólogo, de “dulcificar las relaciones entre hombres y mujeres”. Incluso cuando trata los otros dos grandes temas de la recopilación, la naturaleza y el paso del tiempo, la poesía del Kokinshuhace referencia al amor (Rubio, en Kokinshuu, 2005, p. 60). El tema del amor es principal también en esa cumbre de la literatura japonesa y mundial que es el Genjimonogatari, de la genial Murasaki Shikibu, la obra que la propia Yosano declaró haber leído decenas de veces y cuya traducción al japones actual abordó. En sus mil páginas de lances amorosos se incluyen ochocientos poemas que plasman el medio fundamental de expresión y relación entre hombres y mujeres en la corte y los momentos culminantes de la narración. Esa “elegante confusión” que se da en la poesía clásica japonesa entre el sentimiento amoroso, la naturaleza y el paso de tiempo, también está presente en la obra de Yosano:


mi corazón se ha transformado
en cien ramas blanquísimas
de flores tristes
aunque el color del mundo sea
verde ligero y rojo

Pero, contrariamente a la obra poética de la era Heian, en la que se canta melancólicamente a la ausencia del amor, bien porque este no ha llegado o porque falta el sujeto deseado, como si fuese de mal gusto describir momentos de felicidad, Yosano expresa frecuentemente la alegría del encuentro amoroso:


Triste, como la aronia
mojada por la lluvia
de primavera...
cuando él llega a mi puerta
¡cómo cambia mi cara!

Y también:


¿escuchas, viajero,
sonidos de koto que brotan
de mi pecho abierto?:
así tu cabeza se acuna
esta noche en mis brazos

y aún:


me atrajo hacia él,
retirando la mano
que buscaba tocarme;
pero, en lo oscuro,
¡su aroma me invade!

Aunque, a veces, parece tener continuidad también con el permanente aire de melancolía de la literatura de la época Heian:


sopla el viento
sobre un campo asolado:
¿lamento divino
de haber concedido el amor
como flor de un verano?

Continúa igualmente Yosano, siguiendo la estela de los citados poetas, la tradición japonesa del culto a la naturaleza; la admiración por la belleza de todo un repertorio de elementos naturales: las flores, los pájaros, la luna, el mar... a través de los que plasma el principio estético de mononoaware, el sentimientoprofundodelascosas, específicamente referido al culto a la naturaleza de tradición netamente sintoísta, cuyo término aparece en la mencionada obra de Murasaki Shikibu, GengiMonogatari,(Shikibu, 2010) expresamente citada mil dieciocho veces (Rubio, 2019, p.421), pero también en otra obra genial de la época, Ellibrodelaalmohada,de Sei Shonagon (Shonagon, 2003) y, aún antes, dicho sentimiento aparece en elKokinshu, (907) e incluso en el Manyoshu, a mediados del s. VIII. Pero en la obra de Yosano, ese tradicional awarehace referencia no solo a los elementos naturales, sino, -al modo en que los poetas citados, especialmente Basho, a lo más pequeño, ínfimo y despreciable como tema de sus poemas, plasmando una auténtica visión poética, incluidos los objetos más sencillos, de la vida toda:


los abanicos,
como prenda de amores,
destartalados
¡tanto abrir y cerrarlos,
tanto sobarlos!


BIBLIOGRAFÍA


CABEZAS, Antonio, Laliteraturajaponesa, Hiperión, Madrid, 1990.

CABEZAS, Antonio, Manyoshu,Colecciónparadiezmilgeneraciones, Hiperión, Madrid, 1980.

KEENE, Donald, Losplaceresdelaliteraturajaponesa, Siruela, Madrid, 2018.

LANZACO SALAFRANCA, Federico, Los valores estéticos de la cultura clásica japonesa, Verbum, Madrid, 2009.

MURASAKI SHIKIBU, LanoveladeGenji, I, Esplendor, Planeta, Barcelona, 2019.

MURASAKI SHIKIBU, LanoveladeGenji, II, Lacatástrofe, Planeta, Barcelona, 2019.

Poesía clásica japonesa,Kokinwakashu,traducción yed. De Torquil Duthie, Trotta, 2008.

WATSUJI Tetsuro, Antropologíadelpaisaje.Climas,culturasyreligiones, Ed. Sígueme, Salamanca, 2006.

RICHIE, Donald, Untratadodeestéticajaponesa, Alfa Decay, Barcelona, 2021.

RUBIO, Carlos, Clavesytextosdelaliteraturajaponesa.Unaintroducción, Cátedra, Madrid, 2009 (2007).

SEI Shonagon,Ellibrodelaalmohada, Adriana Lago ed., Buenos Aires, 2003, (2001)

VV.AA., Lafilosofíajaponesaensustextos, Herder, Barcelona, 2016.

YOSANO Akiko, Cabellosrevueltos, traducción y prólogo de Alberto Silva. El hilo de Ariadna, Buenos aires, 2018.

YOSANO Akiko, Poetadelapasión, Antología poética, traducción, introducción y notas de Jose María Bermejo y Teresa Herrero, Hiperión, Madrid, 2011.

 

 

 


 

 

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